Universidad Nacional de San Agustín

CAMBIAR EL MUNDO SIN TOMAR EL PODER - JOHN HOLLOWAY






















CONCLUSIONES


1. El punto de partida de la reflexión teórica es la oposición, la negatividad,
la lucha. El pensamiento nace de la ira, no de la quietud de la razón; no nace del hecho de sentarse, razonar y reflexionar sobre los misterios de la existencia, hecho que constituye la imagen convencional de lo que es "el pensador".

2. Nuestro grito, entonces, es bidimensional: el grito de rabia que se eleva a
partir de nuestra experiencia actual conlleva una esperanza, la proyección
de una otredad posible. El grito es extático, en el sentido literal de salirse de sí mismo hacia un futuro abierto.6 Nosotros, los que gritamos, existimos ex-tácticamente. Nos salimos de nosotros mismos, existimos en dos dimensiones. El grito implica una tensión entre lo que existe y lo que podría posiblemente existir, entre el indicativo (lo que es) y el subjuntivo (lo que puede ser).

3. El grito implica hacer. "En el principio era la acción", dice el Fausto de
Goethe. Pero antes de la acción se encuentra el hacer. En el principio estaba el hacer. El hacer es negación práctica. El hacer cambia, niega un estado de cosas dado. El hacer va más allá, trasciende. El grito que constituye nuestro punto de partida en un mundo que nos niega (el único mundo que conocemos) nos empuja hacia el hacer.

4. ¿Cómo podemos cambiar el mundo sin tomar el poder?

Fortaleciendo en grito, hacerlo más estridente. El grito continúa.

Necesitamos saber antes que:

Nuestra lucha es claramente una lucha constante por escapamos del capital, una lucha por espacio, por autonomía, una lucha por aflojar la correa, por intensificar la des-articulación de la dominación. Es una lucha contra la reestructuración del capital, una lucha por intensificar la desintegración del capitalismo, pues la propiedad es el medio por el cual la libertad se reconcilia con la dominación. La propiedad restringe la fuga de aquellos que no la tienen, pero no hace nada en absoluto para restringir la fuga de los que son dueños de la propiedad.
La fórmula básica para recuperar a los que huyen del trabajo alienado es la
propiedad. Los que no quieren trabajar son enteramente libres de hacer lo que deseen; pero, desde el momento en que los medios del hacer están encerrados por la propiedad, es muy probable que los que no quieran trabajar se mueran de hambre a menos que cambien de actitud y vendan su
fuerza de trabajo (su única propiedad) a los poseedores de los medios del hacer, regresando así al trabajo alienado del que habían huido. Encerrados,
pueden intentar escapar robando, pero se arriesgan a estar aún más encerrados por los mecanismos del sistema judicial.
El capital no está encerrado de la misma manera. Por el contrario, la propiedad es su pasaporte para el movimiento. La propiedad puede convertirse en dinero y el dinero puede moverse con facilidad. La restricción de la fuga del capital se da por medio de crisis periódicas mediadas a través del movimiento del mercado, por medio de la atracción
relativa de diferentes oportunidades de inversión.
Para desprenderse del capital no es suficiente huir. No es suficiente gritar.
La negatividad, nuestro rechazo del capital, es el punto de partida crucial tanto teórica como prácticamente. El grito de rechazo debe ser también una reafirmación del hacer, una emancipación del poder-hacer. La lucha implica la reafirmación del hacer social, la recuperación del poder-hacer.
Pero la recuperación del poder-hacer o la re afirmación del hacer todavía
está limitada por el monopolio del capital sobre los medios del hacer. Los
medios del hacer deben ser reapropiados.


5. El poder, en primer lugar, es simplemente eso: facultad, capacidad de hacer, la habilidad para hacer cosas. El hacer implica poder, poder-hacer.
En este sentido, es común que utilicemos "poder" para referirnos a algo bueno: me siento poderoso, me siento bien. El poder-hacer, debemos volver a enfatizar, es siempre poder social, aunque puede no parecerlo. El poder-hacer, por lo tanto, nunca es individual: siempre es social.

6. Mientras que el poder-hacer es un proceso de unir, el unir mi hacer con el hacer de los otros, el ejercicio del poder-sobre es separación. El ejercicio
del poder-sobre separa la concepción de la ejecución, lo hecho del hacer, el
hacer de una persona del de la otra, el sujeto del objeto. Aquellos que
ejercen el poder-sobre son" separadores"que disocian lo hecho respecto
del hacer y los hacedores respecto de los medios de hacer. El poder-sobre es la ruptura del flujo social del hacer. Aquellos que ejercen el poder sobre la acción de los otros les niegan la subjetividad, niegan la parte que les corresponde en e l flujo del hacer, los excluyen de la historia.

7. La ruptura del hacer siempre implica la fuerza física o su amenaza. Siempre existe la amenaza: "Trabaja para nosotros, de lo contrario morirás o sufrirás un castigo físico". Si la dominación consiste en que al hacedor se le robe lo hecho, ese robo es, necesariamente, un robo a mano armada.
Pero lo que hace posible el uso de la amenaza o de la fuerza física es su estabilización o institucionalización en diversas formas, hecho que es crucial entender para comprender la dinámica y la debilidad del poder-sobre.

8. "Poder", entonces, es un término confuso que oculta un antagonismo (y lo hace de manera tal que refleja el poder del poderoso). Se lo utiliza en dos sentidos muy diferentes: como poder-hacer y como poder-sobre.
En inglés, este problema a veces se resuelve tomando términos de otros idiomas y planteando una distinción e ntre potentia ( poder-hacer) y potestas (podersobre).

9. El poderhacer existe como poder-sobre, pero el poder-hacer está sujeto a y en rebelión contra el poder-sobre, y el poder-sobre no es nada más que la
metamorfosis del poder-hacer y, por lo tanto, absolutamente dependiente de él.

10. La lucha del grito es la lucha para liberar el poder-hacer del poder-sobre, la lucha para liberar el hacer del trabajo enajenado, para liberar la subjetividad de su objetivación. En esta lucha es crucial ver que no se trata
de un asunto de poder contra poder, de semejante contra semejante. No es
una lucha simétrica. La lucha por liberar el poder-hacer no es la lucha para construir un contra-poder, sino más bien un anti-poder, algo completamente diferente del poder-sobre. El anti-poder entonces, no es un contra-poder sino algo mucho más radical: es la disolución del poder-sobre, la emancipación del poder-hacer. Potentia no es una alternativa a potestas que, sencillamente, puede coexistir de manera pacífica con ella.

El capital sólo puede existir como el producto del hacer transformado (trabajo enajenado). Ésta es la clave de su debilidad

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